El Dr. Diego Palao, miembro de España Salud, conversa con la presidenta de la Asociación de Fiscales, Cristina Dexeus

 

  • El Dr. Diego Palao, especialista en Psiquiatría investigador en depresión y prevención del suicidio, es director ejecutivo del Servicio de Salud Mental del Parc Taulí Hospital Universitari. Profesor titular de Psquiatría de la Facultad de Medicina de la UAB, es vicepresidente segundo de la Academia de Ciencias Médicas y de la Salud de Cataluña y Baleares y miembro del Consejo Asesor de Salud Mental y Adicciones de Cataluña y de la Fundación España Salud.
  • La presidenta de la Asociación de Fiscales, Cristina Dexeus, le entrevista invitada por El Periódico de Cataluña para el Suplemento Salud y Medicina, editado por la Fundación España Salud. La medicina forense es la especialidad que trabaja íntimamente con la Justicia para asesorar a jueces y fiscales en ámbitos muy diversos, entre ellos el Penal, en materia de psiquiatría.

 

La depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y constituye una causa de discapacidad y, en casos graves, puede conducir al suicidio, ¿por qué en España esta enfermedad tiene mayor presencia en mujeres?

La depresión afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres a partir de la pubertad, pero no únicamente en España, esta diferencia de género ocurre en todo el mundo. Al parecer las mujeres tienden a sufrir con mayor frecuencia experiencias vitales negativas o traumáticas durante su infancia como consecuencia del rol social y cultural. El estrés intenso asociado a estas experiencias traumáticas infantiles acaba produciendo una mayor vulnerabilidad para padecer depresión durante el resto de la vida.

La ansiedad ¿puede derivar en depresión, aunque sean afecciones distintas?

Pues sí, las personas que sufren ansiedad grave desarrollan con más frecuencia depresión, en parte porque los factores de vulnerabilidad pueden ser comunes y en parte porque la incapacidad y el sufrimiento que produce la ansiedad facilita el desarrollo de la depresión. Aunque son trastornos distintos, el hecho de que se puedan producir al mismo tiempo hace más difícil el diagnóstico y el tratamiento. Por otro lado, la depresión se acompaña en muchos casos de síntomas físicos de ansiedad (palpitaciones, temblores, sudoración…) y también psicológicos (temores) y el diagnóstico sería solo de depresión.

Imagen de la entrevista publicada el sábado 25 de mayo en el Suplemento de Salud y Medicina de El Periódico de Cataluña, editado por España Salud

Existe disparidad de criterios entre profesionales respecto del uso de la terapia electroconvulsiva para el tratamiento de las depresiones severas, ¿cuál es su opinión respecto a que si esta terapia mejora los síntomas depresivos?

La depresión es actualmente la enfermedad no comunicable que provoca más discapacidad en el mundo, por dos motivos: afecta a muchas personas durante mucho tiempo y, además, en casi una tercera parte de los casos los tratamientos habituales no son efectivos. En estos casos de depresión grave resistente al tratamiento con antidepresivos y psicoterapia, está indicado el tratamiento electroconvulsivo, que resulta eficaz en más del 80% de los casos. La indicación es absoluta cuando existe un alto riesgo de suicidio o en casos de depresión con síntomas psicóticos (alucinaciones y/o ideas delirantes de ruina, por ejemplo). Muchas veces las diferencias en su aplicación se deben a las variaciones en la disponibilidad, más que a diferencias de criterio. Es un tratamiento injustamente estigmatizado que lo hace menos accesible.

¿Cuáles son los principales síntomas de la depresión?

La enfermedad depresiva produce un sufrimiento intenso asociado específicamente a dos síntomas: una tristeza profunda y desbordante y, en muchos casos, una pérdida de la capacidad para disfrutar de las cosas. Es realmente desesperante no poder experimentar apenas interés o placer por las cosas que habitualmente nos lo producen y, además de forma persistente y prolongada. Estos síntomas principales de la depresión se suelen acompañar de otros no menos incapacitantes, como son los cambios en el peso y el apetito, el insomnio, la fatiga intensa, los sentimientos de culpa o los problemas cognitivos, básicamente incapacidad para concentrarse o tomar decisiones. Pero hay que destacar un síntoma que muchas veces no se atribuye a la enfermedad depresiva y que es fundamental: me refiero a los pensamientos recurrentes de muerte o de suicidio. Los síntomas de la enfermedad depresiva se producen simultáneamente y producen un malestar intenso y una gran incapacidad. Desgraciadamente la ayuda efectiva muchas veces se retrasa demasiado y las consecuencias pueden ser terribles. El sufrimiento y la incapacidad que provoca la depresión son enormes. El aislamiento y la desesperación en los que encontramos a muchas personas deprimidas pueden conducirlas a tomar decisiones equivocadas en su vida personal o social, por no hablar del riesgo de suicidio.

¿La depresión produce también pérdida de memoria?

Muchos pacientes con depresión tienen problemas de concentración y de memoria, así como dificultades para tomar decisiones. Generalmente remiten con el tratamiento antidepresivo junto con los demás síntomas la enfermedad.

¿Se puede prevenir la depresión?

La respuesta es que sí es posible. La enfermedad depresiva aparece por primera vez en adultos jóvenes y tiende a ser recurrente. Evitar que aparezca por primera vez, lo que llamamos prevención primaria, es difícil y requiere intervenciones sociales complejas. En este sentido, prevenir se traduce en evitar experiencias traumáticas infantiles, especialmente en mujeres que están más expuestas, en la familia y en la escuela. Si conseguimos reducir o eliminar los casos de abuso y maltrato infantil y las experiencias de acoso o de bulling en la escuela, probablemente el desarrollo personal y biológico de los jóvenes sería más sano y se reduciría el riesgo de enfermedad mental, especialmente de la depresión.

Pero si nos referimos a la prevención secundaria, o sea, a evitar repetir nuevos episodios de depresión, las evidencias son contundentes: los tratamientos antidepresivos y la psicoterapia previenen con eficacia la recurrencia depresiva, evidentemente si el paciente no abandona el tratamiento en cuanto se encuentra un poco mejor. Además, los tratamientos actuales pueden prevenir también las secuelas de las depresiones más prolongadas. Se debe ser ambicioso con el tratamiento y buscar siempre el máximo nivel de recuperación funcional.

¿Se han identificado las causas genéticas que están detrás de la depresión? Recientemente se han identificado una serie de genes que podrían estar vinculados a esta enfermedad por activa y por pasiva.

Sabemos que la depresión tiene una base genética compleja que confiere una mayor vulnerabilidad para desarrollar la enfermedad. Los estudios con gemelos y niños adoptados concluyen que entre un 40 y un 60% del riesgo de depresión tiene una base genética. La base de esta herencia genética implica una amplia serie de genes de efecto menor que se modulan o expresan en función de la interacción con el ambiente. En depresión hablamos de una herencia poligénica con efectos atribuibles a cada variante genética muy bajos. Los estudios del genoma completo han ido identificando distintos genes asociados a la depresión (p.ej. en el cromosoma 10 se han identificado dos genes candidatos). La capacidad personal que desarrollamos cada uno para afrontar las adversidades de la vida, puede decantar la balanza entre salud y enfermedad en un sentido u otro. Las personas más resilientes se adaptan mejor a situaciones estresantes y evitan padecer depresión, a pesar de heredar el riesgo. No hemos encontrado ningún determinismo genético en depresión.

Siendo ya el suicidio la primera causa de muerte en jóvenes, ¿qué tanto de culpa tiene la depresión?

Efectivamente en España fallecen 10 personas cada día por suicidio y en algunas franjas de edad entre los más jóvenes es la primera causa de muerte. La depresión es uno de los factores de riesgo más importante de muerte por suicidio en todas las edades, también en jóvenes. La estrategia europea de prevención del suicidio en la que hemos participado, parte de la base de que tratando antes y mejor a las personas con depresión en todo el sistema sanitario, comenzando por la atención primaria, prevenimos las conductas suicidas. Todo el mundo debería saber que tener ideas de suicidio es, en la mayoría de los casos, un síntoma de una enfermedad mental y que la depresión es con mucho la más frecuente. Y, por supuesto, que disponemos de tratamientos eficaces que pueden reducir el riesgo. Buscar ayuda médica cuando se detectan síntomas depresivos y, más aún si la idea del suicidio es intensa, es siempre la conducta más adecuada y puede salvar vidas.

¿La resiliencia ayuda a manejar la depresión y la ansiedad?

Cuando hablaba de desarrollar competencias personales para prevenir la enfermedad mental me refería precisamente a desarrollar resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos y superar la adversidad, los malos momentos que nunca tendrían que ocurrir (como agresiones o situaciones de acoso) y las experiencias negativas que tarde o temprano todos podemos sufrir (p.ej. el duelo por la muerte de un ser querido). Desde la neurociencia podemos decir que las personas resilientes son más flexibles y afrontan los problemas de forma más constructiva, se sobreponen y superan la adversidad saliendo incluso más fortalecidos. Técnicamente se puede aprender a ser más resiliente y prevenir o manejar mejor depresión y ansiedad.

¿Tan delgada es la línea que separa la tristeza de la depresión?

En realidad, no es tan delgada, lo que ocurre es que nuestra educación sanitaria en salud mental es francamente mejorable y, al final, pocos pueden distinguir la diferencia. La fuente principal de confusión es que la tristeza es una emoción humana universal que todos hemos experimentado alguna vez. Pero se da la circunstancia de que es también uno de los síntomas principales de la enfermedad depresiva. La clave para saber que la tristeza no es normal y que forma parte la depresión es una cuestión de intensidad, de proporción y de persistencia. La tristeza en una persona que sufre depresión es intensísima, desproporcionada y parece que nunca se acabará. La desesperación y la incapacidad son entonces inevitables.

¿Se ha avanzado en saber más sobre una hormona metabólica circulante que ayuda a aliviar los síntomas de la depresión? ¿Las personas con DM2 tienen mayor riesgo de depresión?

Supongo que te refieres a la adiponectina, una hormona asociada al metabolismo de la glucosa y de la grasa. En modelos experimentales en animales se ha demostrado que, en situaciones de estrés intenso, la deficiencia genética de esta hormona se asocia a mayor susceptibilidad para padecer síntomas depresivos.  En cambio, si la inyectamos en el cerebro de los animales experimentales produce un efecto similar al de los antidepresivos, independientemente de que exista o no diabetes.  Por ahora, es una posible diana terapéutica que podría ser muy interesante en pacientes con diabetes y depresión.

Las personas diabéticas efectivamente padecen depresión con mayor frecuencia y tienen peor pronóstico. Muchas veces no se diagnostica porque no hemos logrado todavía que entre la atención habitual a las personas con diabetes se incluya la evaluación habitual de la depresión. Y lo que no se diagnostica o no se trata o se llega tarde, empeorando el pronostico y los resultados del tratamiento, como demuestran todos los estudios. La resistencia a la insulina y las reacciones inflamatorias se han identificado como factores comunes implicados. Por otro lado, no podemos obviar la repercusión emocional que tiene una enfermedad crónica y grave como es la diabetes en las personas afectadas que puede potenciar una reacción depresiva.