Esta prueba, dirigida por el equipo de otorrinolaringología de la Clínica Rinológica Colomé de Barcelona, en el marco del programa NOSE Sport Perfomance, se extenderá, también, a otros clubes y agrupaciones deportivas para conocer el real rendimiento deportivo.
Un deportista profesional puede llegar a inhalar 40.000 litros de aire al día.
La nariz es la puerta de entrada del aire que respiramos. El conducto nasal está compuesto por los cornetes superior, medio e inferior, todos ellos revestidos de mucosa. Las fosas nasales, actúan como un dispositivo de filtración de aire contaminado y filtran las partículas, los gases irritantes y los alérgenos. También son un humidificador del aire que entra, así como un canal de calentamiento, para que el aire llegue en óptimas condiciones a los pulmones. Este mecanismo tiene un papel, entre otros, inmunológico importante. Ciertas afecciones, que cursan con síntomas nasales, pueden conspirar para alterar la función normal de la nariz, con efectos devastadores en las vías respiratorias inferiores. Los síntomas nasales son causados por anomalías estructurales o patología de las mucosas. Dentro de la patología de las mucosas, es común encontrar rinitis infecciosas, rinitis alérgicas, rinitis no alérgicas y mixtas, inducidas por el ejercicio, hiperreactividad nasal o rinosinusitis.
Dentro de la patología estructural, donde se puede ver afectado el tabique, la pirámide o la punta nasal, se contempla la etiología congénita o adquirida. Ambos tipos de patología y/o anomalía se manejan de manera diferente y, por tanto, es muy importante un diagnóstico adecuado para escoger la opción de tratamiento correcta para el individuo. Un deportista profesional puede llegar a inhalar 40.000 litros de aire al día, cuatro veces más que una persona en condiciones normales. La literatura sugiere que los síntomas nasales son más prevalentes en los atletas en comparación con la población general y algunos datos indican que los factores relacionados con la ventilación excesiva y/o exposiciones ambientales pueden ser un factor causal de alta prevalencia. Katelaris encuestó a 214 atletas olímpicos y encontró que el 41% sufría de rinitis alérgica estacional con puntuaciones de calidad de vida significativamente más bajas que las de los atletas no alérgicos. Walter publicó recientemente que la calidad de vida relacionada con los síntomas nasales se reduce significativamente en los atletas en comparación con los controles sedentarios. Aproximadamente el 56% de los atletas olímpicos australianos han tenido síntomas de rinitis alérgica, un porcentaje más alto que el encontrado en la población general. La disfunción nasal también se ha asociado con una reducción directa del rendimiento deportivo. Un estudio alemán reciente que interrogó a más de 600 atletas demostró que más del 80% de los atletas que sufrían rinitis alérgica informan de una disminución en el rendimiento atlético durante la temporada del polen. Otro estudio cuestionó a los atletas recreativos que padecían rinitis inducida por el ejercicio y encontró alrededor del 45% de estos deportistas declaraban que sus síntomas nasales afectaban adversamente a su rendimiento atlético de manera moderada o severa. Aproximadamente el 22% de los atletas norteamericanos que participaron en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1998 en Japón y uno de cada cinco de los que participaron en los Juegos Olímpicos de Verano de 1996 en Atlanta tenía diagnóstico previo de asma. Para los atletas de élite, un estado de salud óptimo……….